Tuve el placer de ser invitada a cenar, junto con más amigos entre ellos los del
Observatorio Cervecero, por otro amigo en su cumpleaños,
gracias Nachete.
El lugar elegido por el cumpleañero fue el restaurante
Atelier Belge, que como su nombre indica es cocina Belga, con una gran carta de
cervezas del país. Yo no soy muy aficionada a la cerveza, pero tomarla con
gente que sabe del tema siempre es un buen plan.
El local es bastante agradable, dividido en dos ambiente, la
entrada con la barra y unas mesas enfrente de esta, esa parte me gustó menos
porque si cenas allí creo que pierdes la sensación de intimidad y la
iluminación es algo escasa, no me gusta nada comer en la oscuridad, pero esto
es una opinión personal. La otra parte más al interior, fue donde cenamos, no es
muy grande, aunque disfrutamos de una mesa bastante amplia, cosa que se
agradece cuando somos muchos (la cena fue de siete personas).
La decoración es sencilla y acogedora, todo con motivos
belgas, carteles de Tintín, expositor con novelas y discos de autores belgas. Como
nota negativa, la música de ambiente un poco alta, lo que a veces resultaba molesto
porque dificultaba oír la conversación si hablabas con una persona un poco
alejada de tu asiento.
El servicio muy bueno y atento, aconsejándote bien, un poco
dictador en sus consejos, aunque siempre acertados.
Comida belga afrancesada, como éramos muchos pudimos pedir
bastantes cosas para compartir. Tengo que confesar que soy bastante indecisa y
me gusta probarlo todo, de modo que en estas ocasiones en las que hay mucha
variedad, disfruto más de la comida.
La carta ha sido modificada, reduciéndola bastante, cuando
estoy escribiendo esto aún no han actualizado la que aparece en su web. Tienen
menú degustación, pero una vez que ya he probado bastante de lo que ofrecen,
para mí el menú degustación se deja lo más bueno.
Para la cerveza nos dejamos aconsejar “a medias” porque mis compañeros de mesa eran
bastante selectos y querían ver la carta de cervezas, y la camarera era algo
reacia a darla aunque después estuvieron de acuerdo en su selección. Nos
sirvieron botellas grandes, y fue variando el maridaje según avanzaban los
platos, de una cerveza más suave, hasta la más contundente del final. No sé los
nombres, lo de hablar de cerveza se lo dejo a
Observatorio Cervecero.
Pasemos a la comida, toda ella con una presentación y menaje
muy cuidado, mantel y servilletas de tela, algo que por desgracia cada vez
escasea más en los restaurantes. (Lastima que no tenga fotos de la comida)
Primero nos sirvieron un aperitivo de la casa, con tacos de queso especiado y
aceitunas averquina, luego una crema de maíz con cebollino en vasito, rara, no
se bien definir el sabor, aunque no me desagradó. Cestita de panes, eran de
tres tipos, con cereales, chapata y barrita artesana, acompañados de una
mantequilla de hiervas, creo que romero, excelente.
Aunque lo más típico son los mejillones, nuestras elecciones
de comida no los incluyeron, paso ahora a detallar nuestra sabrosa cena. Vuelvo
a disculparme por no tener fotos, es una pena porque todo tenía una pinta muy
apetitosa y seguro que mi descripción no le hace justicia.
Como entrantes para compartir tomamos:
Croquetas de queso parmesano (El plato tenía 3 unidades)
buenas, pero nada especial, y eso que fui yo la que se empeñó en pedirlas. Creo
que soy medio ratón, el queso me pierde.
Croquetas de quisquillas (4 unidades) sabrosas y originales.
Pate de campaña y tostas, servido en una terrina de
cerámica, autentico paté casero, con su manteca de cerdo cubriéndolo, como
guarnición cebolletas y pepinillos, que le daban un punto ácido muy rico.
Terrina de Foie Mi-Cuit, acompañada de confitura de endivias,
que parecía más cebolla caramelizada, delicioso.
Steak Tartare “Julio Cortázar” con patatas fritas y
ensaladas. Los steak tartare, por si alguien no sabe lo que son, es carne
picada cruda, pero marinada, en este caso el aderezo del tartare era bastante
picante “alegre”, servido como pequeños montones, separados por una patata
frita de un tamaño considerable, y alrededor de una pequeña ensalada, la patata
estaba cocinada de tal forma que tenía una textura parecida a las asadas. El
tartare me resultó demasiado picante, especialmente el primer “montón” que
probé, de forma que mató un poco el sabor, el segundo estaba más suave y pude
apreciarlo mejor, de todas formas muy
bueno. Puedes elegir tomarlo sin picante, o con más o menos intensidad.
Pasamos al plato principal, yo compartí el mío con mi
catador oficial, de forma que cada uno tomaba una mitad diferente, ya he dicho
que me gusta probarlo todo.
Mi elección fue Codillo de cerdo confitado “a la Kriek”
(Hecho con cerveza de cereza Kriek) En un principio me gustó mucho, pero luego
se me hizo algo pesado y demasiado dulzón, estaba servido sobre una cama de
puré de patata. Ya estaba bastante llena, pero
aún así terminé mi mitad, la ración es grande aunque sólo sea una
porción de codillo, con una textura estupenda, muy suave.
La otra mitad que tome, fue de Steak con salsa de
champiñones, el Steak es bistec de ternera, en este caso lo presentaban
laminado sobre una cama de patatas Anna, (es una forma de cocinar patatas donde
van laminadas muy finamente, y hechas en el horno con mantequilla, haciendo
capas) y la salsa de champiñones cubriéndolo. Estaba IMPRESIONANTE, sin duda
para mi el mejor plato de velada, sin desmerecer al resto porque me gustó
todo. Pena el estar tan saturada, tuve
que dejarme parte de las patatas porque mi estomago no daba para más.
Probé un poco del plato de una amiga, que era Waterzooie de Ave
con Puerros y Zanahorias Servido en Hojaldre, Arroz al Horno. Todo dicho así
suena muy importante, pero no me llamó mucho, era carne de “ave” ¿de qué ave?
desmigada con la verdura, todo nadando en nata, acompañado de un arroz
especiado, y el hojaldre eran unos panecillos que estaban sobre el plato, en mi
opinión, aunque probé muy poco y no estaba mal, comparándolo con los otros dos
platos, este sale perdiendo. Está en el menú degustación, puede que sea muy
típico del país.
Con todo, no me quedé con las ganas de tomar postre, ayudó el
que la sobremesa se hizo larga y tardaron mucho en servirlo, eso me dio tiempo
a digerir la cena y dejar un pequeño hueco. Pedí para compartir con mi pareja y
catador oficial, una tartaleta de manzana con helado de vainilla, la carta de
postre se limitaba a tres cosas, no destaca especialmente el restaurante en ese
apartado. La tartaleta era un hojaldre con manzanas laminadas, correcta pero
nada especial. Después, para terminar, nos sirvieron a todos unos chupitos de
mousse de chocolate, delicioso como todos los chocolates belgas, aunque se hizo
pesado después de tanta comida.
Te gustará, si eres cervecero (también tienen vino pero poca
variedad ) o quieres probar platos alejados de la
gastronomía española, sin caer en lo oriental o exótico.
Para llevar, a tu pareja o ir con amigos, es un sitio
estupendo para todas las ocasiones. Reserva antes porque no tiene muchas mesas.
Precio, no sé muy bien lo que costó la cena ya que fui
invitada, aunque este restaurante mantiene una relación calidad-precio
excelente, hojeando los precios, como cálculo
estimado unos 30-40E por persona, como siempre dependiendo de bebidas o de tu
elección de platos.
Aconsejo, el steak con champiñones, para los carnívoros,
volveré sólo para poder comerlo otra vez, y por supuesto sus estupendas cervezas.
C/ MARTÍN DE LOS HEROS 36
TFN: 91 559.75.03
METRO VENTURA RODRIGUEZ