Hace mucho que no escribo sobre restaurantes, pero El Cosaco
merece sobradamente una buena crítica. Como siempre nos comimos todo antes de
fotografiarlo, de modo que he robado fotos de varios lugares para poder
ilustrar está entrada.
A mediados de mayo fui por segunda vez a este local, el
primer restaurante ruso abierto en Madrid, desde 1969 según mis
investigaciones.
Allí celebramos el cumpleaños de mi catador, con tres amigos
más, entre ellos los de Observatorio Cervecero, por lo que la cena como no
podía ser de otra forma fue con cerveza Baltika, había de dos tipos, más suave
y más fuerte. Por llevar un poco la contraria fui la única en tomar la suave.
Foto cortesía de @obscervecero |
El local es muy romántico, decorado con esa decadencia que
los rusos manejan tan bien. Velas sobre las mesas, que duran exactamente la
cena, mesas redondas y luz baja. Se
compone de varios salones, lo que da más privacidad al lugar. Los jueves por la
noche tienen música rusa con violines para amenizar la velada.
Dada su
situación privilegiada, está en la Plaza de la Paja, en pleno centro de la
Latina, tiene terraza para degustar alguno de sus vodka al fresquito del
verano.
Ahora vamos con lo importante, la comida. Como era nuestra
segunda visita fuimos por dos motivos, los blinis Arkangel y el Boeuf Woronof.
Para empezar nos ponen un aperitivo de pepinillos, y nos
traen el pan (dos variedades, semillas y normal) con mantequilla.
En nuestra primera visita pedimos el Menú Imperial, una
degustación que incluía el Blini Boyarsky, que es un surtido de ahumados,
arenques, caviar del Báltico y Keta (salmón) Plato que repetimos para compartir
entre los 5 en la segunda visita.
Blini Boyarsky |
Los Blinis, para quien los desconozca, son las tortitas de
siempre, muy esponjosas, que se toman acompañadas de los ahumados y nata agría
(está muy buena no os dejéis engañar por el nombre). Llenan mucho, a la vez son
algo vicio, además eso de ir probando un poco de esto y lo otro me pierde.
Blini |
También pedimos el Blini Arkangel, son arenques del mar
Blanco en nata, están delicioso, aunque a mi me cansa comer sólo un plato, por
eso prefiero el plato variado, y el caviar está delicioso.
Como último entrante a compartir, pedimos el Zakuski
Romanov, es un plato compuesto de entremeses calientes. Incluyen dos tipos de
preparación de setas, filetes rusos pequeños, dos tipos de empanadas rellenas y
un salmón con salsa tártara, todo muy rico, a destacar especialmente las setas.
Después casi todos nos decantamos por el Boeuf Woronof, son
unos medallones de solomillo en una crema de hiervas (según la carta) para mí
son unos medallones de solomillo en salsa de cielo, es impresionante el sabor
de esa salsa, la carne pedirla al punto, estará tierna y jugosa, pero esa salsa, salivo cual perro de Pavlov sólo al recordarlo.
La guarnición que viene con el plato es simple arroz blanco y unas rodajas de
calabacín. No dejé nada, nunca había dejado un plato tan limpio y eso que ya
estaba muy llena.
La única persona que no optó por el delicioso manjar, pidió
el Pato Chekhov, no sabría decir como estaba porque no llegué a probarlo.
En la primera visita, como ya dije pedimos el menú
degustación, que incluía el Boeuf Woronof y el famoso Stroganof Imperial, son
tiras de solomillo en crema y champiñón, está muy bueno también, pero palidece
al lado del otro plato.
Por supuesto tienen Steak Tartar, ya sabéis , carne cruda
picada y aliñada, sabe a eso, a carne cruda aliñada. Aunque no está malo, mejor
pedirlo para compartir. Me han recomendado sus filetes rusos, que en la carta
aparecen de dos formas Bitki Stroganof y Bitki Stravinsky.
Para terminar pedimos varios postres diferentes. Yo pedí el
sorbete San Petersburgo, es un sorbete de limón con vodka, lleva bastante vodka
y es digestivo, mi catador pidió algo
que llevaba ron, mucho ron. Lo más raro
que probé fue el Kisel, una crema de frambuesas y vino, con nata líquida. Quien
lo pidió los describió como delicioso y empalagoso a la vez. A mi me pareció
que le habían echado vino a un bote de mermelada.
Esta vez tomamos café, pero en mi primera vez probé el te
ruso, lo endulzan con mermelada. Está bueno, pero es más aconsejable tomarlo
cuando hace frío, y nuestra cena fue en una noche muy calurosa.
Por último nos invitaron a un chupito de vodka, bastante fuerte, claro que después de haber probado un orujo casero, el chupito fue hasta agradable. En resumen un lugar muy recomendable si quieres una cena deliciosa y original.
Te gustará: Si eres romántico, si adoras los ahumados, los
contrastes de sabores y las carnes
contundentes.
Para llevar: A tu pareja, sobre todo de primera cita si
quieres impresionar, con amigos dado que
los platos se prestan mucho a compartirlos.
Precio: Como siempre depende mucho de lo que pidas, pero no
es de los más baratos, entre 30-40 euros por persona. Tienen menú de mediodía a 12
euros.
Aconsejo: El Boeuf
Woronof, y no irse sin probar los blinis.
TFN 913 65 35 48
METRO: LA LATINA
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